marzo 10, 2011

Ruta 66.-

El azul aterciopelado que alfombra al cielo, ese que va pausado,ese que se cansa de ver su aspecto sobre el mar, ese esta  al fondo justo arriba, arriba del mar. la otra parte ahí donde el da de palmadas, patadas y escándalo una que otra luz se distingue,  allá por donde empieza esto,  la ruta 66 .-

El viento se desliza como un niño gateando, y habla tan prudente y lleno de diplomacia que parece banquero, sus brazos, van llenos de semillas que rebotan con lo cables que la lluvia mojo, las semillas, unas, caminan a paso seguro y las otras, son rito de la vida, rito de lo que esperaron ser para darse por muertas y sin sentido.-


Aniquilando todo pensamiento después de poder ver por primera vez el orden de las cosas. El se dirigía por Urmeneta Alto, daba brincos celosos, no con el resto, sino con la acera. Tenia un pequeño disgusto patológico con todo lo que fuera de cemento, razón por la cual su hogar era de madera por doquier.-


Cada noche en sus caminatas infinitas analizaba el mismo aspecto del cielo con el mar, de viento con las semillas y cada detalle de este que le acompañase. De seguro el ya comprendía que amaba, pero no a ella sino mas bien a Alejandro. 

Recorría distancia exageradas comparadas con las que acostumbraba, todo esto tenia una razón de ser, una llena de esperanzas, poder encontrar en el camino de vuelta a su amado. aunque nunca se dio de esa forma y nunca mas pudo verle, vivió la vida amándole, queriéndole dar el beso de su vida, tomando en cada oración su nombre, en cada suspiro el perfume, ese que ayudo cundo ellos hacían el amor.-

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